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domingo, 14 de febrero de 2016

El elefante encadenado (pulse aqui)

El elefante encadenado

- No puedo – le dije - ¡NO PUEDO!!!!

- ¿Seguro? – me preguntó mi terapeuta.

- Sí, nada me gustaría más que poder sentarme frente a ella y decirle todo lo que siento…… pero sé que no puedo.

Entonces me dijo:

- ¿Me permites que te cuente algo?

Y como mi silencio fue suficiente respuesta para él, me empezó a contar:

  Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal ... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

  Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera, apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye?

  Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia: - Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.

Estoy seguro de que en aquél momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.

La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía …

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree – pobre – que NO PUEDE.

El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás… jamás… Intentó poner a prueba su fuerza otra vez…

Y así es amigos. Todos somos un poco como este elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.

Vivimos creyendo que un montón de cosas “no podemos” simplemente porque alguna vez, antes, cuando éramos chiquitos, probamos y no pudimos.

Hicimos entonces lo del elefante: grabamos en nuestro recuerdo: NO PUEDO ... NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ.

Hemos crecido portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar.

Cuando mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar las cadenas o miramos de reojo la estaca y confirmamos el estigma:

NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ !!!!

Esto quizás un poco te pasa a ti, ¿no?. Vives condicionada/o por el recuerdo de que otra personita, que ya no es, no pudo.

Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en ese intento todo tu corazón ...


   Con todo mi cariño, te lo comparto!

  Yago Zamora caminando siempre hacia las estrellas y en servicio a la humanidad!!!

  #yagozamora  #crecimientopersonalymuchomas  #starmanlight 


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